viernes, 21 de febrero de 2014

Estas son las mierdas de la vida

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Necesito que alguien me recuerde que fallar está bien porque nadie es perfecto; alguien que me anime a seguir, que me diga que un parcial desaprobado no significa que tengo que tirar todo a la mierda y cambiar de carrera. 

Creo que necesito recordarme a mí misma porque elegí estudiar esto y en algún lugar dentro de mí se que tomé esa decisión porque estoy convencida de que lo voy a lograr, que voy a salir de acá con más de un parcial desaprobado, un poco más loca de lo que estoy, con mil horas de sueño menos pero voy a conseguir convertirme en la profesional que quiero llegar a ser. Pero necesito recordarlo porque juro que la angustia es tan grande que me dan ganas de tirar todo a la mierda. 

El común de la gente dirá que no es para tanto, que es un parcial, que no puedo dejarme la vida y los días adentro de la facultad pero cómo se hace cuando la lucha por ser la mejor en todo lo que hago está ahí, siempre latente. Sólo quien dedique tantas horas de su vida a sentar el culo en una silla y romperse el alma como lo hago, quién aspire a ser mejor va a entender lo que digo. Los demás, pueden ahorrarse el 'sos una pelotuda, no podes ponerte así porque te haya ido mal por primera vez en tu vida' porque no lo entienden. 

Son casi las doce de la noche de un viernes y acá estoy, estudiando de nuevo, preguntándome si no estudié ya lo suficiente, replanteándome todas las horas de mi verano dedicadas a esto. En estos momentos me acuerdo de una amiga de la secundaria, que dedicaba varias horas al estudio y aún así le iba mal. Ella estudiaba, soy testigo de eso; pero no se cómo ni por qué, no aprobaba. Y ahora lo siento. No la entendí entonces, ahora lo hago. Aceptar que a veces, por mucho que se nieguen a afirmarlo, el esfuerzo no siempre tiene sus frutos.