domingo, 27 de diciembre de 2015

Not nobody, not a thousand beers will keep us from feeling so all alone

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El 2015 fue en mi vida un año raro, especial, distinto. Lleno de emociones y vacío de razones.

Como le dije a una amiga hace unos pocos días "este año fui más feliz que nunca". Pero la verdad es que también tuve momentos que me hicieron muy infeliz.

Por primera vez lloré de tristeza (siempre lo hice por impotencia, por enojo), y estoy segura de haber llorado más en los últimos 4 meses que en toda mi vida. Sentí lo que es tener el corazón roto y entendí por fin, lo relativo del tiempo cuando se trata de querer a alguien. 

Aprendí dos cosas que de ahora en más considero fundamentales. La primera, es que es mucho más hermosa la sensación de querer a alguien que la de sentirse querido.

La segunda (y es importante destacar que esto lo aprendí a la fuerza) es que la gente, cuando quiere (o cuando no le importa), sabe mentir muy bien. Que finge, que manipula. Y también experimenté eso que sabía muy bien: te decepcionan cuando menos lo esperas. Después de muchísimas lágrimas y de un dolor que apenas podía soportar, entendí por qué siempre fui tan fría y desconfiada; por qué toda la vida me costó tanto abrirme con las personas y confiar, creer. 

Para el año nuevo sólo quiero dejar de sentir este vacío tan grande que me dejaron. Confieso que tengo un miedo inmenso de que no se vaya, que me acompañe para siempre esa sensación estúpida de que en el mundo no existe nadie que me vaya a hacer sentir en las nubes nunca más. 

lunes, 7 de diciembre de 2015

El tiempo cura todas las heridas?

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Estoy empezando a entender lo mucho que tiene de cierto eso que dicen de que "el tiempo todo lo cura". A veces tarda más, a veces menos. Pero de verdad lo hace. Y no hay sensación mas tranquilizadora que darte cuenta de que empieza a dejar de doler.