Cuando llores acordate que estás llena de vida; que después de tus cortos casi 22 años, hay mucho más. Más amor, más lugares por descubrir, más personas que van a entrar en tu vida.
Cuando llores no te olvides que tenes a tu alrededor personas que te aman y a las que amas. Las mismas personas con las que elegís rodearte todos los días porque te hacen feliz.
Cuando llores y no puedas hacer otra cosa que pensar en que ese dolor que sentís va a ser eterno, acordate de esos momentos en que sos la primera en decir "nada es para siempre".
Cuando llores pensá en las cosas por las que te esforzás todos los días y las que conseguiste; en todo lo que hiciste para llegar a donde estás, a costa de un sacrificio que vale mucho la pena.
Cuando llores no te ahogues en un vaso de agua pero dejá que duela lo que tenga que doler, y acordate que al final, todo pasa.
