Me duelen las cosas que no te digo, las que me callo, las que guardo conmigo. Siento todas esas palabritas dándome vueltas en la cabeza, las siento enfermarme. Me estoy cansando de a poquito, y yo no quiero irme pero tampoco pretendo destruirme. No puedo vivir con el miedo de perderte por lo que tenga para decir.
Estoy aprendiendo a decirlo - porque nunca supe - y sentirme no escuchada, no comprendida (como si realmente no importara demasiado) me parte el alma en dos. Y me estoy dando cuenta por primera vez en mis 23 años, que no tiene que ser así. Se que me merezco alguien que me escuche y de lo que sea para hacerme feliz. Que deteste verme triste. Que me abrace cuando me ve llorar. Que me prometa todos los días, que pase lo que pase, siempre juntos. Que me recuerde todos los días que me quiere. Que me conozca lo suficiente para saber que un "buen día, cómo dormiste" me alegra el día y la vida. Que entienda que no creo merecer menos de todo el amor que doy.
Y aún así todos los días intento convencerme de que todavía existe un motivo para quedarme, que vale la pena, que tengo que aprender a valorar otras cosas. Una vez leí que "ver lo malo y de todas formas quedarse, eso es querer". Pero que se hace cuando por querer tanto lo malo te empieza a romper en pedazos?
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